
A veces me pregunto para qué sirve el viento, si volar está prohibido.
A veces recuerdo que no puedo volar y entonces pienso porque duele tanto la falsa libertad.
A veces digo que le den al viento, que les den a las alas que no tengo, pero siempre me arrepiento. ¿Cuál es entonces la función del viento? Si nos han prohibido volar, me repito cuando lo siento fresco en la cara y cuando lo noto ausente en la almohada.
Tal vez, sea esa la función del viento. Claramente debe ser esa. Recordarnos que no nos dejan volar, que nunca seremos libres, si no luchamos como el viento y como el agua contra la roca, la piedra y el continente.
Ese es el papel del viento, decirnos la verdad, que la libertad futura es nuestra lucha presente, que nos han arrancado las alas y lo hemos olvidado, que nos han robado los sueños y no nos hemos dado cuenta, que la libertad se construye desde abajo y que solo seremos libres cuando todos los pueblos lo sean.
Deja una respuesta