Se llama responsabilidad social,
sacrificar nuestros deseos
por una causa común.

Se llama responsabilidad social,
no volver al pueblo de tu pecho
para evitar su destrucción.

Se llama responsabilidad social
y te exijo que cumplas tu papel,
no vuelvas, no vayas, no viajes.
Quédate, como yo me quedo,
en la casa extranjera, en el refugio sin nombre,
defendiendo la idea de un pueblo en pie.

Defendiendo a los que importan
con un fusil y en una trinchera,
siendo muchos, pero estando lejos.
Al menos las estrellas son las mismas
en este encierro y en aquel otro.

Se llama responsabilidad social,
escribir tu nombre en un papel,
quemarlo y volverlo a escribir
para saber que la raíz sigue en pie;
aunque caigan las encinas
y la historia se olvide,
aunque mueran los ríos
y la distancia brille,
no vuelvas, no retornes, no viajes.

Hoy somos la retaguardia
de un ejercito de batas blancas,
hoy nuestro lugar no es la trinchera,
hoy nuestro lugar es una guerra,
que solo podremos ganar
si nos perdemos dentro de nuestras casas.

Hoy te exijo responsabilidad social,
tu eres tú y también tu alrededor,
las arrugas del anciano,
el río de sus ojos,
y el poder de su garganta,
están en nuestras manos,
están en nuestros actos,
están en no salir y en no volver a casa.